Mostrando entradas con la etiqueta festivales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta festivales. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de junio de 2018

CONVIVIUM EN EL RUBRICATUS


El pasado fin de semana el Museu de Sant Boi de Llobregat celebró la decimoquinta edición del festival LVDI RVBRICATI, dedicado al mundo romano. En esta ocasión, todas las actividades, talleres y exhibiciones giraban en torno a la temática del banquete romano, el CONVIVIUM.

Ubicado en los espacios del Museu de Sant Boi -los jardines de Can Barraquer, la masía de Can Torrents y las Termas Romanas-, el festival Lvdi Rvbricati cuenta con la enorme particularidad de saber hacernos sentir bien a todos. El buen humor se mezcla con el rigor histórico, la risa con la seriedad, la didáctica más básica con la investigación académica más sesuda… Y es que tras cada una de las actividades hay una labor intensa de trabajo, curiosidad, investigación y pasión.

Pues bien, durante el fin de semana el Museu nos permitió trasladarnos en el tiempo y nos llevó al Rubricatus del siglo I dC, en plena época de Augusto, donde talleres y actividades ayudaban al público a hacerse una composición completa de todos los elementos que rodean a un banquete romano.

Por ejemplo, algunos talleres infantiles (y no tanto) estaban dedicados a cómo arreglarse para asistir al convivium, como el de peinarse correctamente (Ornatrix), el de confeccionar tejidos (Textrina), o el de hacerse coronas de flores para evitar la borrachera (Coronam). Otros se dedicaban a realizar una maqueta del triclinio, el comedor de los romanos compuesto por tres lechos con tres plazas cada uno (Triclinium aestivum); o a confeccionar una campanilla para alejar los malos espíritus del banquete (Tintinnabulum); o una figura para recordar durante el banquete nuestro paso efímero por la vida y por tanto nuestro deseo de aprovecharla al máximo (Larva convivialis). Incluso una escuela de música y danza para aprender a amenizar el convivium (Ludus).

Uno de los talleres dirigidos a los niños que me parecen más interesantes es el Laboratorio de Paleoantropología, un taller de arqueología que permite investigar los restos de un banquete y el grado de salud de que gozaban los “comensales” a través del estudio de los huesos. Un taller pensado para niños pero nada infantil.

Tampoco olvidemos otro de los protagonistas de los banquetes: los alimentos. Los más pequeños podían hacer una primera aproximación a todo tipo de viandas y sus precios (Habemus in cena) y también podían aprender a amasar pan ácimo y cocerlo (Panis).


Pero los adultos se podían deleitar con el Salsamentarius y la Caupona, una exhibición de todo tipo de ahumados, conservas, salazones y cocciones a cargo del Grup de Reconstrucció Històrica de Badalona. La parrilla romana está en marcha y el aroma es espectacular.


Otro espacio de recreación muy interesante es el de la moda tardorromana y la vida del ejército bajoimperial, a cargo del grupo de reconstrucción histórica Propugnatores barcinonenses, dedicado al estudio y recreación del Dominado Romano vinculado a Barcelona y su ager. Como se trata de la época del Bajo Imperio, se sitúan cerca de las fantásticas Termas, que datan del siglo IV dC. No solo nos enseñan la moda de la época para ir a los banquetes hechos un brazo de mar, sino también los alimentos propios de los soldados en campaña y en itinere, como la puls, el bucellatum, el trigo, la carne salada, las aceitunas… además de vajilla e instrumentos para la elaboración de los platos. No son quizá alimentos dignos de un banquete en las ciudades, pero seguro que sí en los campamentos.  



Y para acabar, pero no menos interesante, la muestra Specularia, sobre el material que antiguamente servía como vidrio y que generalmente se desconoce: el lapis specularis, un tipo de piedra de yeso fácil de trabajar y traslúcido que se empleaba para ventanas, a modo de cristal. La muestra, a cargo de la Asociación Lapis Specvlaris, nos trae para la ocasión un invernadero a escala como el que se dice que poseía el emperador Tiberio para tener a su disposición pepinos frescos todo el año, ya que se lo había recomendado el médico. Pepinos de temporada todo el año, un lujo imperial.

Pero no solo de talleres vive el público, así que, como viene siendo habitual, el festival se completa con la representación del grupo Evocati Apri Scipioni, que en este caso recrea un convivium. No falta de nada: cocina (cvlina), triclinio, larva convivialis… Los invitados, el duumviro y su familia y el aspirante a duumviro y su esposa, entran con el pie derecho, como debe ser, son recibidos por el nomenclator y situados en el triclinio de acuerdo a su condición e importancia para el anfitrión. Se trata de un convivium del siglo I aC y cuenta con todos los aspectos básicos que podemos encontrar en las fuentes escritas: el esclavo personal, la servilleta para guardar las sobras, el servicio de mesa, la ofrenda a los Lares, el memento mori, la música, los regalos, los cotilleos… y hasta un combate de gladiadoras.



El festival ha llegado a su fin. Una gran iniciativa del Museu de Sant Boi y de Kuanum, especialistas en la difusión del patrimonio cultural a través de los cinco sentidos. Volveremos, sin duda.

Imágenes: @Abemvs_incena

miércoles, 30 de mayo de 2018

PSIRAION: LA SIMPOSÍACA UVA CONTRA EL ATLÉTICO LAUREL


Un año más llega el festival Tarraco Viva y no podemos faltar a la cita de los talleres gastronómicos del grupo Kuanum, especialistas en la difusión de la gastronomía y la historia. Este año el festival, que celebra ya su vigésima edición, se centra en el deporte y la cultura en el mundo clásico, aprovechando la cercanía de los Juegos del Mediterráneo que se celebrarán en la ciudad el próximo mes, por lo que buena parte de las actividades están dedicadas a reflexionar sobre el fenómeno del deporte en la época clásica. Precisamente por ello, el taller toma como pretexto la competición deportiva y la transforma en una competición dionisíaca: la simposíaca uva contra el atlético laurel.

Ubicado desde hace ya unas ediciones en el Campo de Marte, el taller da comienzo con una explicación sobre los principales productos que definen el mundo griego, puesto que es Grecia con su espíritu olímpico y su ideal atlético quien inaugura la práctica del deporte en el Mediterráneo clásico.


En primer lugar, vemos una representación de la diosa Deméter, la diosa madre de la agricultura y del ciclo de la vida. Nos muestran una corona con los atributos de la diosa, símbolos todos de fertilidad: el trigo y la amapola.


Nos hablan de los productos del mar, ese mar Mediterráneo que comparten todas las culturas de la Antigüedad. Vemos un congrio y un pulpo secos, que es la manera de mantenerlos conservados, y el garon, la salsa de pescado documentada desde el siglo V aC en Grecia, que será adoptada mucho más tarde por Roma bajo el nombre garum. Un producto de lujo, la más preciada de todas las salsas.



Mientras nos preparan para el taller, lavándonos las manos y perfumándolas con agua de rosas, y coronando nuestras cabezas con guirnaldas de flores, nos presentan también la  vajilla griega propia de los banquetes: los platos de cerámica negra para los pescados y las copas para el banquete, llamadas kílix, muy poco profundas y muy anchas, con sus dos asas opuestas, que servían para beber y que tendrán también un protagonismo al final del taller.


En esta ocasión hemos realizado una receta griega llamada ψιραιον,psiraion”. Para poder realizarla, se hace imprescindible el uso del mortero, un instrumento fundamental en las cocinas de la antigüedad. Vamos a confeccionar una mezcla de especias aromáticas que servirán para condimentar y aromatizar un defrutum, es decir, un mosto reducido por cocción a la mitad de su volumen. Pero antes, escribiremos en unos sutiles trozos de tejido el nombre en griego de nuestra receta, para lo cual usamos el cálamo y la tinta. Toda una experiencia.



Poco a poco iremos triturando en el mortero toda una suerte de especias en el siguiente orden: fenogreco, hinojo, canela, cardamomo, anís verde, unos granos de granada y aromas florales (crisantemo y rosas). Todo un espectáculo para nuestros sentidos, tanto el olfato como la vista.  



Una vez triturado, haremos un pequeño saquito con nuestras especias, lo ataremos con una cuerdecita y anudaremos en el extremo la etiqueta que hemos realizado con nuestras propias manos. Llega ahora el momento de añadir nuestra mezcla al defrutum. Como eso lleva un buen rato, nos invitan a realizar la operación en casa y nos dedicamos a degustar un defrutum ya preparado. Al mosto, que debe cocer a fuego lento un buen rato, se le han añadido frutas y el saquito de especias que hemos preparado. Antiguamente se le añadían frutas de todo tipo, como membrillos, cidra, manzanas, peras… mirra, pez o cal viva. Sabores de antaño. Nosotros lo degustamos sobre un queso fresco, acompañado también de epytirum, un paté de aceitunas verdes y negras.





Llega el momento del brindis: un vino mulsum y unas palabras en griego : Οσον ζής φαίνου, mientras vivas, resplandece!

Finalizado el banquete, los griegos acostumbraban a jugar al cótabo, que consiste en lanzar una pequeña cantidad de vino (en nuestro caso, agua) a una crátera, utilizando la kílix. Acertar en la crátera es complicado, pero el juego resulta bastante divertido.


Con este espíritu finalizamos el taller. Sin embargo, nos llevamos a casa nuestro saquito de especias para practicar nuestro psiraion doméstico. Para ello, hace falta mosto (un litro), fruta (yo he utilizado peras) y las especias. Se cuece todo junto a fuego suave hasta que se reduzca a la mitad, más o menos. En total, debe estar una hora y media cociendo, aproximadamente. Tras la cocción, hay que dejarlo enfriar un poco y después ya podremos servirlo, en este caso sobre un queso ricotta. Finalmente, espolvorear pimienta recién molida.


El resultado es delicioso. La uva se ha impuesto al atlético laurel.

Prosit!

Imágenes: @Abemvs_incena


miércoles, 9 de agosto de 2017

GUSTATIO IBÉRICA EN TIERRAS COSETANAS (CALAFELL)

El último fin de semana de julio asistimos a una degustación de cervezas de inspiración ibera en el marco del festival Terra Ibèrica que tiene lugar en Calafell. Allí, en el exterior de la fantástica Ciutadella Ibèrica reconstruida donde antiguamente estuvo el asentamiento original, fundado en el siglo VI aC, una delegación de mercaderes nos transporta a otras épocas a través de sus productos. Se trata de Lucio Ilurtibas Auctor, también conocido como Iber el Mercader, procedente de Salduie, ciudad conocida después como Caesar Augusta, al otro lado del río Iberus. De allí, de las tierras de la Sedetania, nos presenta una muestra de los productos con los que comercia. Y aunque en su inventario suele llevar vinum mulsum, salazones, aceite, trigo, miel y garum, hoy se dedica a su producto estrella, la cerveza que desde tiempos inmemoriales se consumía en tierras de sus antepasados.


Tras el orgulloso comerciante ibero de Salduie se encuentra la empresa Entheca, que se dedica por igual a la venta de productos y a la difusión del patrimonio gastronómico. Con clara vocación “gastrohistórica”, nuestro mercader nos explica las bondades de la cerveza, alimento fundamental para todos los pueblos de la antigüedad. Antes de que Grecia y Roma impusieran la idea de que la bebida civilizada era el vino, todos los pueblos del mundo conocido consumían cerveza: en Hispania, en Galia, en Germania, en Iliria, en Panonia, en Dalmacia, en Tracia, en Frigia, en Peonia, en Egipto, en la antigua Sumeria… Todos tenían su variedad de cerveza. Un caldo muy diferente al nuestro, bastante más espeso y sin lúpulo, que se elaboraba fermentando el cereal -a veces en forma de pan- en agua.

lúpulo

malta

La degustación constaba de cuatro variedades de cerveza, acompañadas de sus correspondientes tapas, más que correctas desde el punto de vista de los ingredientes y las técnicas culinarias de la época iberorromana. Vamos a ello:


La primera fue la cerveza artesana Iberika, creada por Segarreta (Santa Coloma de Queralt) según los datos recogidos en los residuos de los yacimientos arqueológicos. Contiene artemisia, lo que le da un toque amargo muy al estilo de la quinina de la tónica. Nos la sirven con unas tapitas de cecina de toro sobre pan de espelta y vinagre de higos.




Llega el turno de la Caelia. Comercializada por la empresa soriana del mismo nombre, la Caelia es una cerveza de trigo que aparece en las fuentes clásicas, como Plinio el Viejo o Floro, que explica que los numantinos consumieron esta bebida fermentada hecha a base de trigo antes de lanzarse a la lucha durante el asedio de su ciudad, asedio a las órdenes de Escipión (año 133 aC).
Probamos también la Caelia de alta fermentación tostada, con cierto sabor a cacao y a café. Más balsámica que la anterior, combina ideal con unas aceitunas negras aliñadas con hierbas aromáticas.



La tercera (o cuarta?) de las cervezas es nada menos que la de bellota. Comercializada por Cerex (Extremadura), esta cerveza lleva en su composición un fruto que se ha consumido en la península durante siglos: la bellota. Ya Estrabón y Plinio el Viejo mencionan que los habitantes de Hispania consumían este fruto en cualquier formato, que secaban y trituraban para tenerlo siempre a disposición. Esta cerveza, entre dulce y amarga, nos la sirven con frutos secos, con los que combina super bien.





Vamos con la última, que es la Ibera Entheca, elaborada en tierras sedetanas por nuestro mercader. Con ella, Entheca ha tratado de reproducir el sabor de las cervezas que los pueblos iberos podían consumir antes de la llegada del pueblo romano. Sabor intenso y refrescante, con tonos algo dulces, combina estupendamente con las brochetas de queso de cabra, higo y miel y con las ciruelas pasas que nos sirven con ella.



Nuestro mercader nos invita también a brindar como un ibero. Al grito de “ULE!” tras alzar la copa y sostenerla un segundo en el aire, todos los participantes nos animamos sin problema. Ya somos todos sedetanos de corazón.



Para acabar, unas palabras de Marcial, el poeta romano oriundo de Bilbilis, para reconciliar nuestro presente con nuestro pasado: “Que a nosotros, que nacimos de celtas y de iberos, no nos cause vergüenza, sino satisfacción agradecida, hacer sonar en nuestros versos los broncos nombres de la tierra nuestra” (IV, 55)


La nave del mercader parte de nuevo hacia Salduie. Esperemos su regreso muy pronto.

Ule!


Imágenes: @Abemvs_incena

jueves, 15 de junio de 2017

LVDI RVBRICATI MMXVII. LA MUERTE EN ROMA.

Que la muerte es una cosa muy seria todos lo sabemos. Es una cosa tan seria tan seria que merece la pena reirnos un poco si no de ella, al menos con ella. Ese es el espíritu que se desprendía en el festival romano LVDI RVBRICATI, que ha tenido lugar el pasado fin de semana en Sant Boi de Llobregat, dedicado en esta edición a la temática de La muerte en Roma.

Los Lvdi Rvbricati son un festival que pretende trasladarnos al pasado romano de la ciudad… y lo consigue. Ubicado en los espacios del Museu de Sant Boi -los jardines de Can Barraquer, la masía de Can Torrents y las Termas Romanas-, el festival ofrece actividades, talleres y exhibiciones que tienen la finalidad de trasladarnos a la vida cotidiana de hace dos mil años.

Hasta aquí coincide con otros eventos de recreación histórica.
Sin embargo, los Lvdi Rvbricati se distinguen por una particularidad nada fácil de conseguir: el equilibrio que logran entre rigor histórico y diversión. Pasemos a ello. La temática de este año, la Muerte en el mundo romano, es tratada desde diferentes puntos de vista: desde un repaso de las creencias y rituales de la muerte, que se pueden apreciar en la exposición temporal Hic sitvs est (“Aquí descansa”), hasta la explicación paso a paso del ritual funerario -preparación del cadáver, cortejo fúnebre, transporte a la pira funeraria, contagio y purificación de la familia…- a través de la representación teatral Fvnvs, a cargo del grupo de recreación Evocati Apri Scipioni. A esto hay que añadir el amplio número de talleres y actividades dirigidas a toda la familia. Algunos francamente interesantes, como el Laboratorio de Arqueología, donde se hace una aproximación a las enfermedades más frecuentes de los romanos y se puede practicar como un auténtico arqueólogo rastreando entre los restos de un banquete funerario. Otros talleres no menos interesantes son el “Pollinctor”, para preparar bálsamos para el cadáver; el “Mavsolevm”, donde se puede elaborar la maqueta de la tumba del panadero Eurysaces; el taller de juguetes del ajuar de las tumbas infantiles, “Crepvndiae”; o el de tablillas de maldición -”Magica tabella”-, donde se puede elaborar una defixio como las que se colocaban en las tumbas para conseguir la colaboración de algún difunto especialmente enfadado. Todas actividades relacionadas con la muerte y el mundo romano, y todas dedicadas a los niños, que se lo pasaban bastante bien, sin ningún dramatismo, vaya. Además, el teatro donde se recrea el entierro de un niño, Aviolvs Lvcivs, con su cortejo fúnebre, su carro, sus plañideras…

Además de los talleres, el festival cuenta con juegos y con recreaciones de oficios de la vida cotidiana de los romanos, como la peluquería femenina. Entre estas recreaciones destaca sin duda la de Lapis Specvlaris, un mineral transparente y fácil de trabajar que los romanos explotaban en las minas de la Hispania Citerior, y que tenían multitud de funciones, siendo la principal la de servir de cristal para ventanas en casas y edificios públicos, como las mismas Termas del Museo, permitiendo el paso de la luz. Los autores clásicos también nos dicen que se usaban en invernaderos y como material de construcción, además de uso ornamental. Pero también se utilizaron como soporte para las maldiciones que después enterrarían en tumbas de difuntos prematuros. Hasta aquí se han desplazado diversos miembros del Proyecto Lapis Specularis, una asociación multidisciplinar dedicada a la investigación y la divulgación de la minería romana. Se agradece encontrar artesanos que te permitan cortar un pedazo de “cristal de Hispania”.




Pero que la muerte sea una cosa seria no quiere decir que tengamos que estar serios. Ya he dicho que un acierto de este festival (junto con las temáticas de cada año, otro acierto) es justo el equilibrio entre el rigor y la diversión. Así, además de desdramatizar el tema de la muerte mediante los talleres, afrontando todos los aspectos con naturalidad, nos estuvimos riendo bastante con la representación Fvnvs. El cadáver, un tal Lvcivs Bibacvlvs, conocido en toda la zona que rodea el Rvbricatvs por ser un bebedor pendenciero, muere dejando arruinada a la familia. Tras la comprobación del traspaso de nuestro Lvcivs se desarrolla todo el ritual: la limpieza del cadáver, la colocación de las monedas para pasar al más allá, la exposición en la tierra, el peinado de la desconsolada viuda, el color negro en las vestiduras, la confección de la máscara funeraria, la contratación de las plañideras, el traslado a la pira funeraria, el discurso de elogio…. Sí, todo el ritual, pero de una forma desenfadada y amena, que no incorrecta.


Los Lvdi Rvbricati son de esos festivales que esperas que lleguen y que te dan pena que acaben. El emplazamiento es único y las personas que lo llevan a cabo también. Felicidades. Volveremos.












Imágenes: @Abemvs_incena