Mosaico. Museo Arqueológico de Nápoles |
El recuerdo de la muerte es un tópico presente en los banquetes
romanos. Durante la cena de Trimalción, tras la gustatio, los esclavos
traen a la mesa “un esqueleto de plata construido de modo que las
extremidades y la columna vertebral mantenían el juego de las articulaciones y
se doblaban en todos los sentidos”. En ese momento el anfitrión filosofa
sobre la brevedad de la vida humana: “Pobres de nosotros, qué poca cosa es
el hombre; así quedaremos todos cuando nos arrebate el Orco, de modo que
vivamos mientras nos sea posible disfrutar” (Sat. XXXIV).
El tópico del memento mori o recuerdo de la muerte es una
costumbre muy arraigada en los banquetes: la certeza de lo que ha de venir es lo
que anima a los invitados a celebrar la vida y a aprovecharla al
máximo.
La memoria de la muerte se introduce también en una cena del poeta Marcial,
que ve desde las ventanas de su casa el sepulcro de Octavio Augusto detrás de
las murallas de Roma: “Escancia, Calisto, cuatro copas de buen vino y tú,
Álcimo, ponles hielos veraniegos; que
mis cabellos estén lustrosos, empapados en exceso de amomo, y que mis sienes se
cansen de llevar guirnaldas de rosas: este mausoleo tan cercano nos anima a
vivir al mostrarnos que los mismos dioses pueden morir” (V, 64).
Copa con larva convivialis. Staatliche Museen. Berlín |
Esta idea de disfrutar de los placeres de la vida, y de la mesa, antes de
que la muerte nos lo arrebate todo, la encontramos en numerosas fuentes
literarias. Leemos, por ejemplo, en Horacio: “Manda traer aquí vino,
ungüentos, y las muy caducas flores de la amena rosa; mientras lo permiten la
vida, la edad, y los negros hilos de las tres hermanas” (Od. 2,3).
Mosaico. Museo Arqueológico de Nápoles |
Pero el recuerdo de la muerte no aparece sólo en los textos literarios. Lo
encontramos presente en diferentes aspectos ligados estrechamente al banquete. Por
una parte, lo hallamos en la decoración de los comedores o triclinia.
El Museo Arqueológico de Nápoles cuenta con diferentes mosaicos hallados
en los pavimentos de los comedores representando un esqueleto. Uno de ellos,
hallado en Pompeya, representa un servidor de vino, portador de dos jarras (askós).
Otro, también pompeyano, representa toda una alegoría de la caducidad de la
vida: una calavera que está sobre una mariposa (símbolo del alma) y sobre la
rueda de la fortuna. La vida pende de un hilo y cuando se corte dejará ir la
mariposa. La muerte llegará a todos, ricos y pobres. En otro mosaico, éste procedente de la via
Appia de Roma y actualmente en el Museo Nacional Romano, se aprecia un
esqueleto reclinado sobre el texto griego gnothi sauton (“Conócete a ti
mismo”), combinando la máxima filosófica griega con el tópico del memento
mori, “recuerda que has de morir”.
Museo Nacional Romano. Larva convivialis sobre el texto griego gnothi sauton ("conócete a ti mismo") |
Larva convivialis. Staatliche Kunstsammlungen Dresden |
Por otra parte, tenemos numerosos ejemplares de figuritas con forma de
esqueleto, llamadas larvae conviviales, como la mencionada al
principio de esta entrada. Al parecer, esta costumbre está heredada de los
banquetes egipcios, según nos dice Heródoto, quien nos narra una escena
prácticamente idéntica a la del Satiricón: “En los convites de la gente
rica, se guarda la costumbre de que acabada la comida un hombre pasa alrededor
de los convidados con una figura de madera en un pequeño ataúd, tan perfecta
que parece un cadáver, y va diciendo a cada uno de ellos mientras muestra esta
figura: “¿No lo ves? Mírala bien; come y bebe y disfruta ahora, que muerto no
has de ser otra cosa que lo que ves”. Esta costumbre, como he dicho, se
practica en los espléndidos banquetes” (Historia, 2, 78).
Para acabar, hallamos el recuerdo de la muerte en la decoración de otros
objetos presentes en el banquete. Así, son habituales los motivos de la muerte
en las lucernas o en las copas para brindar. Sin duda las más
famosas son las copas talladas de Boscoreale, escondidas por su dueño justo
antes de la erupción del Vesuvio, que se pueden ver en el Louvre. Se trata de
dos copas o tazas de plata llamadas modioli que se usaban para brindar
en la comissatio o sobremesa. Una de ellas representa los esqueletos de
los poetas trágicos y cómicos, y la otra los de los filósofos más famosos. En
ambos casos los esqueletos bailan, tocan música o se burlan unos de otros, en
actitud epicúrea. “Disfruta la vida mientras puedas” o “Sé feliz mientras estés
vivo” son algunos de los mensajes grabados en griego que se leen en estas
copas.
Museo del Louvre. Modioli de Boscoreale
|
La vida es breve. La presencia de esqueletos nos lo recuerda. Disfrutemos
de la diversión, la risa, el vino y la comida… carpe diem!
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