miércoles, 6 de agosto de 2014

LA COMIDA DEL VIAJERO: LA INSCRIPCIÓN DE ISERNIA

En el Museo del Louvre se encuentra una curiosa lápida conocida como la “inscripción de Isernia” (CIL IX, 2689), que ha suscitado no pocas dudas a historiadores, epigrafistas y estudiosos de la cultura material romana en cuanto a su finalidad y origen.

CIL IX, 2689
La lápida, que mide 95 cm de altura por 58,5 cm de anchura y sólo 31 cm de grosor, hecha de piedra calcárea porosa de no muy buena calidad, se remonta a la primera edad imperial (inicios del siglo II dC), se encuentra en muy buen estado de conservación, y muestra una inscripción textual y otra gráfica.
Vayamos al texto, tal como aparece:

L CALIDIVS EROTICVS
SIBI ET FANNIAE VOLVPTATI V F
COPO COMPVTEMVS HABES VINI ) I PANE
A I PVLMENTAR A II CONVENIT PVELL
A VIII ET HOC CONVENIT FAENVM
MVLO A II ISTE MVLVS ME AD FACTVM
DABIT

El texto se puede completar así:

L(ucius) Calidius Eroticus  
sibi et Fanniae Voluptati v(ivus) f(ecit).

“Copo computemus!” “Habes  vini (sextarium) (unum). Pane(m):
  a(sse) (uno). Pulmentar(ium): a(ssibus) (duobus)”. “Convenit”. “Puell(am):
a(ssibus) (octo)”. “Et hoc convenit”. “Faenum
mulo: a(ssibus) (duobus)”. “Iste mulus me ad factum
dabit”.

Y, finalmente, vamos a la traducción. Para ello, igual que para la transcripción anterior, he seguido a Elisa Terenziani[1]. La primera parte, el titulus, se dedica a Lucius Calidius Eroticus, quien la realizó “en vida” para sí mismo y para Fannia Voluptas. Este es uno de los puntos misteriosos para los epigrafistas, ya que no se ponen de acuerdo si es una inscripción funeraria, o publicitaria del local del tal Lucius Eroticus, o ambas, o incluso paródica al estilo del teatro cómico latino. Personalmente me inclino más por la teoría de la publicidad irreverente del local, como defiende el estudioso Garrett G. Fagan[2], quien considera que el estilo funerario es un juego “literario” para asociar el disfrute de la vida y la presencia de la muerte y que, realmente, es una señal comercial de humor para promocionar una posada. La verdad, considerando los nombres del posadero, Lucio Calidio Erótico, y su “socia” Fannia Voluptas, o sea, Fania Placer, uno puede tener sospechas del tono irreverente y cómico de la lápida. Además el grosor de ésta es sólo 31 cm., lo cual, según Fagan, implica que era lo suficientemente delgada como para ser instalada sobre una pared o sobre un dintel.

Bien, a continación viene un diálogo entre el posadero y el cliente, que se puede traducir así:
  -  Posadero, ¡la cuenta!
  -  Tienes un sextario de vino, un as de pan, dos ases de companaje.
     -      ¡Bien!
  -  La chica, ocho ases.
  -  Bien esto también.
  -  El heno para el mulo, dos ases.
  -  Este mulo será mi ruina.

Tras el texto, se halla una representación gráfica del cliente, con la capa con capucha (paenula viatoria) típica de los viajeros, y con el mulo en cuestión, animal muy usado para cualquier desplazamiento. A su lado hay una figura que seguramente representa el tabernero, el propio Lucius Calidius Eroticus, con quien mantiene el diálogo que salda la cuenta.

Lápida de la tabernera Sentia Amaranis. Museo Nacional
de Arte Romano. Mérida.
Así pues, tenemos aquí un ejemplo de una sencilla comida de viaje. Nuestro viajero ha consumido vino, pan, companaje, compañía femenina y heno para el mulo. Nada fuera de lo común. De vino ha consumido un sextario, es decir, poco más de medio litro (0,547 litros) y no se nos dice el precio. Lo convencional sería un as por sextario, aunque también podría ser un regalo del posadero. Sin duda se trata de un vino de baja calidad, incluso adulterado. Nada que ver con los estupendos falernos, opimianos o nomentanos, sofisticados y sabrosos, que se podían tomar con nieve o aromatizados con pimienta y miel. Nuestro viajero seguramente ha tomado un vino más plebeyo y peleón, puesto que ni se menciona el precio. Debe de ser el “vino de la casa”, de dudoso origen y elaboración. Si en la posada hay un vino mejor, éste se reserva para el propio posadero o sus invitados, o para viajeros de más categoría, si los hay.

Nuestro viajero ha consumido un as de pan. Seguramente tampoco sería panis candidus, el de mejor calidad y mayor precio. Es posible que fuese un panis cibarius, pan negro bastante integral y barato, o panis plebeius, de segunda categoría, o incluso un panis durus ac sordidus, de ínfima calidad.

Caupona de Salvius. Pompeya.
Ha gastado dos ases de companaje. He usado esta palabra para traducir “pulmentar(ium)”, pues esto último significa cualquier cosa que se coma con el pan, y que puede ser carne, pescado, verduras guisadas, huevos, legumbres, o lo que hubiera. La palabra pulmentarium era relacionada en la época con la puls, es decir, con las gachas que son el antecedente del pan en Roma. El mismo Plinio el Viejo nos dice: “aun hoy se llama pulmentarium, que viene de puls, lo que se come con el pan.” (NH XVIII, 19). Sin embargo, la etimología parece que se relaciona con pulmentum, que a su vez se relaciona con pulpa, magro de carne. Pulmentum sería un plato de carne cocida en su salsa, muy a propósito para comerse con pan. La cuestión es que el pulmentarium designa al alimento que se come junto con el pan. Además de carne, pescado, verduras guisadas o legumbres, el pulmentarium podía constar de aceitunas: “Adoba gran cantidad de las olivas que caen, para pulmentario de la familia” (Catón, R.R., 58), o de higos: “Los higos secos, si tengo pan, me sirven de pulmentario; si no tengo, los como en lugar de pan” (Séneca, Ep. 87, 3), aunque lo más frecuente es que fuese queso (caseus).

CIL 06, 10036
Nuestro viajero ha gastado además dos ases para el heno del mulo, compañero indispensable en cualquier desplazamiento en la antigüedad, y ocho ases en la compañía femenina (“puell(am)”). Esta referencia última junto a los nombres que encabezan la inscripción (Eroticus y Voluptati) hace sospechar que se trata de una prostituta, ocasional o no, igual hasta la propia Fannia Voluptas. El sexo era un elemento habitual en las posadas romanas. A menudo estos locales ofrecían a una no muy distinguida clientela el uso y disfrute de prostitutas, asellae. A propósito recordemos el encuentro de Horacio con una “puella” samnita, en un parador próximo a Trivico (“Aquí yo, tonto de mí, espero a una moza mentirosa hasta la media noche”) (Sat. I, 5, 82-85); o bien la pintada “Futui coponam” sobre un muro pompeyano (CIL IV, 8442), muy elocuente también sobre lo que el autor hizo con la tabernera; o el bonito letrero para un establecimiento romano que muestra posiblemente cuatro prostitutas y que lleva el nombre de Ad sorores IIII (“Las cuatro hermanas”) (CIL 06, 10036).

La zona donde fue hallada la inscripción es un poco misteriosa, pues es conocida por aparecer mencionada en muchas fuentes, pero se desconoce el lugar de aparición original. Seguramente podría pertenecer a una posada situada en la localidad actual de Macchia di Isèrnia, antigua Aesernia, localidad situada en la zona del Samnium, justo entre el Lacio y la Campania. Las vías que conectaban estas dos zonas están llenas de puntos de parada de todo tipo, a juzgar por los diferentes hallazgos arqueológicos. Y en la misma Tabula Peutingeriana la ciudad de Isernia se señala con una estación que parece de cierta importancia, y que bien podría ser un establecimiento dedicado al alojamiento y al cambio de los caballos.

Aesernia (en el centro). Tabula peutingeriana.
Así pues, el local de Calidius Eroticus bien puede tratarse de una caupona, es decir, un restaurante de carretera o mesón, un lugar situado en una vía principal del imperio, un lugar de restauración para viajeros. Aunque también puede ser una mansio, una especie de hotel de carretera preparado para pasar la noche. O incluso una caupona situada junto a una mansio, formando parte de algún punto principal de “restauración”. En todo caso, es un local donde se podía comer un plato, presumiblemente graso y caliente, acompañado de vino de la casa. No es un local lujoso, pero sí suficiente para cubrir las necesidades de un viajero no demasiado exigente: comer por tres o cuatro ases (un sextercio), alimentar al mulo por dos ases (medio sextercio) y desfogarse con la puella por ocho ases (dos sextercios). Un local barato si consideramos que un sextercio es también la pecunia alimentaria diaria de un soldado a finales del siglo I dC.

La inscripción ha inmortalizado a Calidius Eroticus y ha conseguido que la oferta de su local se haga permanente.

BIBLIOGRAFÍA

TERENZIANI, Elisa: “L. Calidi Erotice, titulo manebis in aevium”. Storia incompiuta di una discussa epigrafe isernina [CIL IX, 2689]. “Ager Veleias”, 3.09 (2008)



[1] “L. Calidi Erotice, titulo manebis in aevium”. Storia incompiuta di una discussa epigrafe isernina [CIL IX, 2689]. [“Ager Veleias”, 3.09 (2008)]
[2] “The traveler’s Bill?” [APA/AIA Annual Meeting, Philadelphia, Pennsylvania, 2012]

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