En Pompeya se encuentra
una pequeña casa de dos edificios que se
denomina la Casa del Moralista, o la Casa de Epidio Himeneo. Este nombre
aparece en diversas partes de la casa y en seis ánforas, y se cree que
era el propietario de la domus y se dedicaba al comercio de vinos. El sobrenombre
de Casa del Moralista le viene por las palabras que se pueden leer en los muros
del triclinio de verano. En general, se trata de recomendaciones sobre buena
educación en la mesa. Una ya no tiene tan claro si están escritas en tono
irónico o no, pero son altamente significativas de las costumbres de buen tono
y modales que se debían demostrar en la mesa. Tengamos presente que, dada la
cantidad de vino que se ingería, y dada la variedad de personajes que pululaban
por los comedores –clientes, parásitos, amigos de amigos, sombras, libertos
enriquecidos-, ciertas recomendaciones nunca estaban de más.
En las paredes del
triclinio de la Casa del Moralista encontramos tres sentencias. La primera hace
referencia a dejarse lavar los pies por el esclavo destinado para ello antes de
subirse al triclinio, y de tener cuidado con manteles y servilletas de lino:
Abluat
unda pedes, puer et detergeat udos
Mappa
torum velet, lintea nostra cave!
La de la pared de la izquierda
invita a evitar peleas. Si esto no fuese posible, la pared nos invita a irnos a
nuestra propia casa:
(Insanas)
lites odiosaque iurgia differ
Si
potes aut gressus ad tua tecta refer!
La de la pared del fondo
nos recomienda no mirar a la mujer de otro con ojitos lánguidos y no soltar
palabras malsonantes:
Lascivos
voltus et blandos aufer ocellos
Coniuge
ab alterius sit tibi in ore pudor!
Los comensales vulgares,
las bromas de mal gusto, las borracheras, las licencias amorosas... todo esto
nos evocan las palabras escritas en estos muros. También la voluntad por parte
del propietario de quedar bien como anfitrión, al menos en la teoría.
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